lunes, 25 de abril de 2011

Billy Elliot

Una película que nos enseña lo importante que es querer conseguir los sueños pese a las dificultades que nos podamos encontrar y luchar por ellos hasta el final si eso es lo que uno desea...


El sindrome de down

¿Qué es?


 




Nada que temer y mucho por aprender




Estado mundial de la infancia 2011. La adolescencia. Una época de oportunidades.

UNICEF: Hoy en día, 1.200 millones de adolescentes se encuentran en la encrucijada entre la infancia y el mundo adulto. Nueve de cada 10 viven en el mundo en desarrollo y afrontan grandes dificultades –desde acceder a la enseñanza hasta, sencillamente, permanecer con vida– que son incluso mayores para las niñas y las mujeres jóvenes. Por medio de numerosos ejemplos, el Estado Mundial de la Infancia 2011 deja claro que es posible alcanzar progresos sostenibles. Sobre la base de investigaciones recientes, también muestra que podemos avanzar de una manera más rápida y rentable, centrándonos, ante todo, en los niños y niñas más pobres de los lugares menos accesibles. Esta atención especial a la equidad ayudará a todos los niños, incluyendo a los adolescentes.

El presente informe da cuenta de los peligros que encaran los niños y niñas adolescentes: los traumatismos que cobran 400.000 vidas todos los años; los embarazos y partos a temprana edad, una de las principales causas de mortalidad entre las niñas adolescentes; las presiones que impiden a 70 millones de adolescentes asistir a la escuela; la explotación, los conflictos violentos y las peores formas de abuso a manos de los adultos. También examina los riesgos que conllevan las nuevas tendencias; por ejemplo, el cambio climático, cuyos efectos en muchos países en desarrollo ya están socavando el bienestar de incontables adolescentes; y la situación laboral, marcada por una tremenda falta de oportunidades de empleo para la gente joven, especialmente en los países pobres. La adolescencia no es solamente una etapa de vulnerabilidad; también es una época llena de oportunidades, sobre todo para las niñas. Sabemos que cuanta más educación reciban las niñas, más probable es que retrasen el matrimonio y la maternidad, y que sus hijos gocen de mejor salud y educación. Proporcionar a los jóvenes las herramientas que necesitan para mejorar sus vidas, y motivarlos a participar en las iniciativas que buscan mejores condiciones para sus comunidades, equivale a invertir en el fortalecimiento de sus sociedades.
El año pasado, una joven mujer electrizó a los participantes en una consulta de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que se llevó a cabo en Bonn, formulándoles la siguiente pregunta: “¿Qué edad tendrán ustedes en 2050?” Todos los presentes aplaudieron. Al día siguiente, cientos de delegados lucieron camisetas impresas con esa pregunta, incluyendo al Presidente, quien admitió que, en 2050, tendrá 110 años y probablemente no verá los resultados de nuestra pasividad. El mensaje de la joven mujer fue claro: la clase de mundo en el cual ella vivirá algún día dependerá de aquellos que lo hereden y de aquellos que lo dejen como legado.
El Estado Mundial de la Infancia de 2011 se hace eco de esta reflexión fundamental. Hoy en día, 1.200 millones de adolescentes se encuentran en la encrucijada entre la infancia y el mundo adulto. Nueve de cada 10 viven en el mundo en desarrollo y afrontan grandes dificultades –desde acceder a la enseñanza hasta, sencillamente, permanecer con vida– que son incluso mayores para las niñas y las mujeres jóvenes. En el marco de los esfuerzos mundiales para salvar vidas infantiles, se habla poco sobre la adolescencia. Dada la magnitud de los peligros que pesan sobre los niños y las niñas menores de 5 años, tiene sentido invertir en ellos; además, la atención que se ha prestado a este sector de la población ha producido resultados sorprendentes. En el transcurso de los últimos 20 años, el número de niños y niñas menores de 5 años que mueren todos los días por causas prevenibles se ha reducido en una tercera parte: de 34.000 en 1990 a cerca de 22.000 en 2009.
Pero debemos tener en cuenta una situación como la del Brasil, donde el número de muertes infantiles se redujo en más de 26.000 entre 1998 y 2008, aun cuando, en la misma década, 81.000 adolescentes entre los 15 y los 19 años fueron asesinados. Desde luego, es muy triste salvar niños en su primera década de vida sabiendo que muchos morirán en la segunda.
El presente informe da cuenta, con dolorosa claridad, de los peligros que encaran los niños y niñas adolescentes: los traumatismos que cobran 400.000 vidas todos los años; los embarazos y partos a temprana edad, una de las principales causas de mortalidad entre las niñas adolescentes; las presiones que impiden a 70 millones de adolescentes asistir a la escuela; la explotación, los conflictos violentos y las peores formas de abuso a manos de los adultos.
También examina los riesgos que conllevan las nuevas tendencias; por ejemplo, el cambio climático, cuyos efectos en muchos países en desarrollo ya están socavando el bienestar de incontables adolescentes; y la situación laboral, marcada por una tremenda falta de oportunidades de empleo para la gente joven, especialmente en los países pobres.

miércoles, 20 de abril de 2011

Algunas cosas que podemos hacer por nuestro medio ambiente

-          Los envases descartables son cómodos, pero, en realidad acumulan más basura, a menos que los usemos y transformemos (sobre todo las botellas plásticas, que demoran en degradarse)
-          Los supermercados no dan bolsas, reutilicémoslas o llevemos nuestro canasto.
-          El aerosol por su gas contamina, usemos pulverizadores, recargables y desodorantes a bolilla.
-          Las pilas que se gastan contaminan la tierra en caso de ser tiradas, usemos recargables que son más caras pero no contaminan.
-          Usemos elementos de limpieza ecológicos: el limón abrillanta y el vinagre rebajado limpia los vidrios y azulejos.
-          Usemos las hojas de los dos lados.
-          Compremos elementos que tengan el símbolo de reciclable.
-          La ropa que no usemos, donémosla.
-          No dejemos correr el agua de los grifos inútilmente.
-          No dejemos luces innecesarias encendidas.
-          El aceite que se usa para freír no debe ir a la pila ya que no se degrada y contamina el agua.
-          Usemos los restos de cáscaras para enriquecer la tierra haciendo compost, verán cómo crecen mejor las plantas.
-          Las lámparas de bajo consumo son más caras pero duran 8 veces más.
-          Si vamos de campamento cuidemos que el fuego que hicimos esté bien apagado, los bosques peligran.
-          Si vamos a la playa, no tiremos bolsas u otros residuos, además los animales se tragan las bolsas o se enredan en ellas y mueren.
-          No compremos souvenirs hechos con especies en extinción.
-          No abramos la heladera a cada rato, consume más energía para volver a enfriar.
-          Si podemos caminar para ir a algún sitio es preferible hacerlo que ir en coche ya que debemos ahorrar combustible para contaminar con menos gases el aire.


martes, 19 de abril de 2011

Respeto y tolerancia

Educar en el respeto y la tolerancia es un complemento de la educación de la libertad. Vivir estos valores es amar la dignidad de la persona y respetar su intimidad. También, porque no podríamos entender la libertad si no la contempláramos como una apertura hacia los otros. Hoy se habla mucho de estos temas, pero pocas veces se viven bien. No hay más que ver cuando se reúnen unas cuantas personas... ¡que pocas escuchan!..., más bien cada uno dice lo suyo sin dejar intervenir a nadie y se constata que todos y todas hablan a la vez. Un ejemplo: la palabra respeto se utiliza a menudo en los debates de la televisión, pero solo sirve para seguir dominando a los demás. Parece que el más fuerte es quién grita más.
        No hace mucho, me encontré en una escuela a una maestra preocupada por un niño inmigrante que era menospreciado en el aula y una madre, con toda sinceridad, comentó que a ella tampoco le gustaba ese niño. Con su actitud negativa hacía que su hijo no se acercara al niño. Ya quedaba todo explicado, si bien su sinceridad dio pie a otras aportaciones que podían hacer que cambiara de opinión. Debemos procurar, ante nuestros pequeños y nuestros adolescentes, no hacer nunca ningún comentario negativo de nadie y saber acoger a los que son de diferente cultura o raza.
Destacaremos a continuación defectos que pueden entorpecer el respeto y la tolerancia:
El amor propio: El primer enemigo lo tenemos dentro de nosotros mismos es el amor propio, que siempre es un mal consejero. Nos hace creer que siempre tenemos la razón y nos cuesta aceptar que los demás no piensen lo que pensamos nosotros. En educación esto es un problema, ya que hay que admitir en los demás una manera de pensar y de obrar diferente de la nuestra. Hay muchas materias opinables y no debemos ser rígidos al defender nuestras ideas, ya que una actitud abierta hacia las de nuestros jóvenes será la llave para una buena tolerancia.
Confundir la tolerancia con el relativismo: Esta actitud, que se traduce en frases como: "la mayoría piensa", "se dice", "todo es bueno", "los tiempos han cambiado", "todos lo hacen", etc., es bastante grave. Es de Santo Tomás la frase: "Donde no hay distinción hay confusión", Por esto, en la familia, hijos e hijas deben de encontrar pautas y orientaciones sobre la verdad, la formación de la conciencia y la actitud en las intenciones.
La falta de confianza: Muchos queremos que nuestros hijos e hijas sean comprensivos y personas sociables. El termómetro de su tolerancia y respeto será la comprensión que tengan con el punto de vista de los familiares, amigos y conocidos. Que nunca hagan agravios a nadie. Todo el mundo tiene la posibilidad de cambiar si es bien tratado. Por esto, se dice lo que no está bien, pero con gran amor hacia la persona que ha actuado mal. Si los padres y madres tienen respeto por la intimidad de sus hijos y tolerancia, sin dramatizar, sin enfrentarse, conseguirán de ellos y de ellas que reconozcan sus dificultades personales y que pidan el consejo oportuno. El Santo Padre Juan Pablo II nos lo recomienda con esta frase: "Las ideas se proponen, no se imponen". Es para reflexionar.

Cartas desde el infierno, los ensueños

Mar adentro, mar adentro,
y en la ingravidez del fondo,
donde se cumplen los sueños,
se juntan dos voluntades,
para cumplir un deseo.

Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno,
y en una metamorfosis
mi cuerpo ya no era mi cuerpo;
era como penetrar al centro del universo.

El abrazo más pueril,
y el más puro de los besos,
hasta vernos reducidos
en un único deseo:

Su mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras:
más adentro, más adentro,
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.

Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto
para seguir con mi boca
enredada en sus cabellos.


¡A jugar tranquilos! los videojuegos no afectan el rendimiento en la escuela

Aunque muchos padres se preocupan por la cantidad de horas que sus hijos dedican a los videojuegos, podrían quedarse tranquilos con respecto a este pasatiempo. Usados con moderación, los videojuegos podrían no afectar el desempeño académico de los niños y adolescentes y, además, podrían ser muy buenas herramientas pedagógicas.
A dichas conclusiones llegó un estudio realizado en la Universidad de Granada (España) con 266 niños de entre 11 y 16 años y sus padres.
Cada chico contestó una serie de preguntas relacionadas al uso de los videojuegos y realizó dos tests de inteligencia. Los padres, por su parte, completaron un cuestionario destinado a analizar sus conocimientos y actitudes hacia los videojuegos.

HERRAMIENTAS PARA EDUCAR

Al analizar los resultados, los investigadores encontraron que el desempeño académico no se ve afectado por el uso de los videojuegos.
De hecho, concluyeron que el tiempo dedicado al estudio y la confianza en sus propias habilidades son dos de los factores más importantes para que los chicos obtengan buenos resultados.
Ángeles Llorca, la autora principal del estudio, detalló que alrededor de un tercio de los adolescentes usa los videojuegos sólo los fines de semana. “Muy pocos chicos juegan todos los días. Este resultado es alentador porque indica que hay un cierto control por parte de los padres”, detalló.
Al jugar, el 40% lo hace por una o dos horas mientras que el 7% de ellos dedica más de tres horas.
Llorca considera que los videojuegos podrían ser una “herramienta pedagógica muy útil” para fomentar la confianza en sí mismos de los niños, un factor que mejora su desempeño en el colegio. Por eso recomienda que los padres y maestros entren en contacto con estas tecnologías, las conozcan y las empiecen a considerar una forma de comunicación visual.