domingo, 10 de abril de 2011

Educar, noble condición

¿Cuántos de nosotros recordamos con el mayor respeto y admiración a los maestros que tuvimos a lo largo de nuestra enseñanza?
Seguramente que la mayoría tiene una buena anécdota que contar sobre esas personas que tuvieron tanto que ver en nuestro desarrollo profesional y también en la formación como mejores seres humanos.
Los maestros, son los que con el consejo oportuno, con la plática amiga, con el suabe regaño o el tierno reproche, nos encaminan en la vida, al igual que la familia, porque tanto escuela como hogar se complementan y forman un todo único, indispensable.
Además de enseñar el contenido pedagógico constituyen para sus alumnos una guía a imitar, de ahí que resulte tan importante que el educador cuide sus modales, su forma de conducirse, su manera de hablar, para ser ejemplo ante sus alumnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario